NOÉ (DARREN ARONOFSKY, 2014)


-ATENCIÓN SPOILERS-

El conflicto central de Take Shelter (Jeff Nichols, 2011), es que su protagonista, Curtis (Michael Shanon), no sabe si las visiones que tiene sobre el Apocalipsis, y sobre la necesidad de construir un refugio para proteger a su familia, son reales. Curtis no sabe si Dios le habla realmente, o si se ha vuelto loco. El problema de Noé (Russell Crowe) es otro. No le cabe ninguna duda de que le habla el Creador. Su reto es interpretar lo que ese ser superior quiere de él ¿Debe sobrevivir la humanidad? ¿Debe matar a su familia?

La película de Darren Aronofsky, no parece un relato bíblico para ver en Semana Santa, ni la película de catástrofes con efectos especiales que nos llega periódicamente desde Hollywood. Tampoco parece ser el proyecto mainstream que perseguía al director tras los rumores que le vincularon a Batman, Superman, o Robocop. El trailer de Noé engaña, y mucho, evitando los aspectos menos "comerciales" y más interesantes de la película.

Noé comienza como un exploitation italiano de Conan el Bárbaro (John Milius, 1982) -de hecho, el origen de ambos personajes es muy parecido, sólo falta Jorge Sanz- y enseguida dudamos si el mundo de la película es el nuestro: está poblado por extrañas bestias. La decisión que parece haber tomado Darren Aronofsky en Noé es la de tratar el material bíblico como si se tratase de mitología: es decir, como si el catolicismo fuese una religión muerta. Su aproximación es similar a la de una película como Furia de Titanes (Louis Leterrier, 2010) con respecto a la mitología griega.

Si El Silmarillion (J.R.R. Tolkien, 1977) es la Biblia de la Tierra Media, Noé utiliza el lenguaje y la estética digital de El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001) para contarnos el relato bíblico del diluvio universal: el prólogo recuerda a la trilogía de Tolkien; y sobre todo la aparición de gigantes de piedra, los ángeles caídos -parecidos a los Ents- dejan claro que Aronofsky no busca el realismo.

Aronofsky permite que pienses que Noé es otra película de catástrofes y apunta pequeños detalles sobre los personajes que están a punto de enfrentarse al fin del mundo. Los personajes se desarrollan de manera predecible, incluso aburrida, pero todo forma parte de una estrategia. Porque todo lleva al conflicto central que ocurre tras el diluvio, durante la claustrofóbica espera dentro del arca ¿Debe Noé obedecer a Dios? ¿Debe matar a su familia? ¿Merece la Humanidad volver a empezar? Lo interesante es que la presencia de gigantes de piedra y ángeles de luz señalan que en el mundo de Noé, Dios existe realmente. No es una idea abstracta, ni una cuestión de fe. Dios está allí, como Sauron en El Señor de los Anillos. No estamos hablando por tanto de un fanático, sino de un hombre que ha elegido obedecer ciegamente al ser superior que le ha creado. Un dios que ha eliminado con las aguas del caos a todos los que se atrevieron a rebelarse contra él.

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