AMERICAN HORROR STORY: FREAK SHOW -CURTAIN CALL-


CURTAIN CALL (21 DE ENERO) -AVISO SPOILERS-

El último episodio de Freak Show comienza con escenas que tienen en común un tema: la humillación. Primero los fenómenos del circo cumplen con las tiránicas órdenes de Dandy Mott (Finn Wittrock) que se ha hecho con el poder. Pero ya en la escena siguiente se rebelan contra su nuevo jefe, pisoteándole y escupiéndole. Enseguida la acción se traslada a Hollywood, donde Elsa Mars (Jessica Lange) intenta -inocentemente- conseguir una entrevista con el director de una cadena de televisión. A pesar de esperar durante horas, no lo consigue y es puesta en ridículo por la recepcionista. Pero tras la humillación también aparece una nueva oportunidad para Elsa: el director de casting -Michael Beck (David Burtka)- se apiada de ella. Un corte nos lleva de nuevo al circo, donde Dandy se venga a su vez de los fenómenos: comienza una auténtica masacre. Acción y reacción. Humillación y venganza.


El rechazo y la marginación social han sido los temas principales de Freak Show. Pero la serie no ha convertido a sus protagonistas en víctimas. Estos fenómenos no han sido personajes positivos por ser deformes, ni se han convertido en héroes, sino todo lo contrario: han dado buena muestra de todo tipo de vicios y sentimientos negativos nacidos, eso sí, del dolor y la soledad. Ese es el mismo dolor que siente Jimmy Darling (Evan Peters) al encontrar a sus compañeros freaks asesinados. Una vez establecido el patrón que he mencionado, lo siguiente tendría que ser una escena de venganza ¿no? Al fin y al cabo hemos estado esperando el enfrentamiento entre Jimmy y Dandy.


Pero Freak Show nos sorprende con una boda. Bette y Dot (Sarah Paulson) parecen ser víctimas a merced de Dandy. No es así. Un nuevo giro revela que se trata de una trampa y que las siamesas no son víctimas inocentes sino seres vengativos. Estos fenómenos, al igual que los protagonistas del clásico de Tod Browning, son muy capaces de aterrorizarnos. Tras constatar que la deformidad de Dandy está en su alma -"Eres el mayor fenómenos de todos" le dice Desiree Dupree (Angela Bassett)- su muerte por ahogamiento se produce de una manera lenta y agónica ante las sádicas sonrisas de los freaks -se supone que son los héroes de esto- que comen palomitas ante el espectáculo de una muerte real sobre el escenario: un snuff show.


La serie se despide con un epílogo que comienza valiéndose del humor para relatar el triunfo -inverosímil- de Elsa Mars, que finalmente ha conseguido convertirse en una estrella. Pero otro giro revela que si llegamos a compadecernos de Elsa por la imposibilidad de cumplir su sueño, estábamos equivocados. Lejos de sentirse realizada y en paz, el éxito no la ha cambiado: se sigue comportando como una déspota, como cuando era una fracasada en el circo, solo que ahora su arrogancia está justificada al ser una auténtica diva. Es quizás un castigo demasiado cruel para el personaje hacerla descubrir que lo que siempre había deseado no era realmente lo que necesitaba para ser feliz. Por si fuera poco, el pasado reaparece para despojar a Elsa de su éxito y devolverla a su estado inicial: estamos ante una tragedia. Como canto de cisne, la alemana se despide con otra canción de David Bowie -Heroes (1977)- y muere en directo para reunirse, no con Edward Morley (Wes Bentley), sino con su compañía de fenómenos asesinados. Elsa por fin se siente aceptada, sus pecados olvidados, porque nada es real: todo es representación. Freak Show se cierra cuando comienza la misma actuación que vimos en el primer episodio. Un final que para mí es, cuando menos, ambicioso.


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