EL DESTINO DE JÚPITER (LOS HERMANOS WACHOWSKI, 2015)


Si tras el éxito -y la promesa- que fue The Matrix, los hermanos Wachowski han perdido -relativamente- el favor del público y la crítica -a pesar de grandes películas incomprendidas como Speed Racer (2008)- es hasta cierto punto normal que Jupiter Ascending sea básicamente un remake de aquella primera película protagonizada por Keanu Reeves en 1998. Un intento, quizás, de volver a los orígenes.


Sí, El destino de Júpiter es Matrix pasada por el filtro de lo femenino -poniendo un ojo quizás en la saga Crepúsculo- y cambiando el tono pseudofilosófico por la Space Opera más desenfadada. Hay inevitablemente algo de Star Wars (George Lucas, 1977) pero creo que el referente más cercano es la fantasía pulp de la novela Una princesa de Marte (Edgar Rice Burroughs, 1917) o del cómic Flash Gordon (Alex Raymond, 1934). Pero a estas alturas ya sabemos que los Wachowski beben de muchas fuentes y el mejor ejemplo en esta película es el segmento inspirado en Brazil (1985) que incluye un cameo de su director, el gran Terry Gilliam. Aplausos.


-AVISO SPOILERS-

Júpiter (Mila Kunis) se parece al Neo (Keanu Reeves) de Matrix en que ambos son personajes atrapados en la mediocridad de una vida gris. Pero si Neo vive una especie de angustia existencialista, Júpiter recuerda más bien a La Cenicienta, obligada a lavar baños por una familia que parece ajena. Tras ese estado inicial (los Wachowski siguen fieles a los 12 pasos del héroe de Joseph Campbell) tanto Neo como Júpiter descubren que la vida es "algo más". El primero se enfrenta al vértigo de descubrir que todo es una simulación virtual, mientras la segunda descubre un mundo fantástico extraterrestre al que los humanos "normales" somos ajenos.


Si Neo es concebido en Matrix como "el elegido" -una especie de mesías- para salvarnos a todos; Júpiter es igualmente única aunque su referente sea otra religión, la hindú. Los Wachowski se apoyan aquí en la reencarnación pero utilizando como coartada científica la genética: el ADN de Júpiter es idéntico al de una reina extraterrestre. Si The Matrix es una mezcla de ciencia ficción, misticismo y artes marciales, Jupiter Ascending convierte a sus personajes extraterrestres en el origen de las religiones antiguas, de las abducciones modernas y hasta de los vampiros. Hay similitudes también -muy claras- entre lo que pretenden los extraterrestres en El destino de Júpiter y las máquinas de Matrix. En ambos casos, los humanos son ganado, la Tierra es una granja que deber ser cosechada -y eso significa nuestra extinción- para que los opresores puedan subsistir: el referente es seguramente el clásico Soylent Green (Richard Fleischer, 1973).


Pero si The Matrix es una película de acción repleta de peleas -cuya grandísima influencia seguimos padeciendo- que parece apelar al gusto masculino -perdonad mi machismo- el protagonismo de Júpiter lleva a los Wachowski a un imaginario mucho más femenino. Las espectaculares escenas de acción recaen en el personaje de Channing Tatum, que es además el interés romántico de la historia. No por casualidad, una de las secuencias más intensas ocurre durante una boda espacial. Salvar a la Tierra y desvelar la "verdadera" realidad son elementos secundarios en esta película cuyo final deja claro que lo importante es la unión romántica de la heroína: que nunca se había enamorado. En lo alto de un rascacielos de Chicago, Channing Tatum despliega unas alas más bien fálicas -que remiten al Flash Gordon (Mike Hodges, 1980) cinematográfico, con el que este film comparte un punto hortera- y besa a su amada reina. La pareja acaba volando libre sobre la ciudad, en una imagen análoga a la de Neo volando como Superman hacia la cámara en The Matrix.

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