JUEGO DE TRONOS -TEMPORADA 6- THE DOOR


THE DOOR (22 DE MAYO DE 2016) -AVISO SPOILERS-

El episodio The Door es la caña. Es todo lo bueno que puede ser Juego de Tronos. Empezando por el final: la explicación de por qué Hodor (Kristian Nair) solo dice "Hodor" es fantástica. Una especie de paradoja temporal pero en clave mística, relacionada con ese plano astral que visita Bran Stark (Isaac Hempstead) guiado por el cuervo de los tres ojos (Max Von Sydow) del que aquí, nos despedimos, lamentablemente. Pero volviendo a Hodor, el momento es al mismo tiempo terrorífico, heroico y tierno. Difícil de superar. Otra de las razones por las que este capítulo es una gozada es el regreso de los temibles Caminantes Blancos, a los que hacía bastante que no veíamos. Estos Walking Dead -para qué nos vamos a engañar- son una amenaza tan divertida que casi nos hacen olvidar las rencillas por el poder entre los personajes humanos. Además, descubrimos aquí su origen, que fueron creados por la raza de Leaf (Kae Alexander) sobre los que, la verdad, no tengo demasiada información. Por otro lado, Sansa Stark (Sophie Turner) experimenta una evolución como personaje más que interesante: deja de ser una niña, deja de ser una víctima, acepta a su hermano Jon Snow (Kit Harington) y sobre todo comienza a mentir, a guardarse información para tener ventaja sobre los demás: no revela que ha tenido un encuentro con el poco fiable Meñique (Aidan Gillen). Lo que quiere decir que Sansa está preparada para el poder. Mientras tanto, en la Casa Greyjoy también pasan cosas. Malas. Theon (Alfie Allen) y su hermana Yara (Gemma Whelan) acaban huyendo por sus vidas cuando pierden el trono ante su malvado tío, Euron (Pilou Asbaek). Algo menos avanza la trama de Daenerys (Emilia Clarke), pero sí que protagoniza una emotiva despedida con Jorah Mormont (Iain Glen) que debe buscar una cura para la psoriagris. Además, Tyrion Lannister (Peter Dinklage) busca cimentar el poder de su reina con una coartada religiosa y lo hace reclutando a una colega de la mujer roja, Kinvara (Ania Bukstein), tan misteriosa como voluptuosa. Todas estas escenas funcionan muy bien, excepto, ay, la de Arya Stark (Maisie Williams) cuya historia resume los defectos de la serie. El entrenamiento de la joven a manos de los hombres sin rostro de Braavos nos vuelve a regalar la enésima escena de lucha contra Waif (Faye Marsay). ¿Cuántas veces hace falta ver caer a Arya? ¿Cuántas veces le van a decir que no está preparada?. Para colmo, la pequeña de los Stark recibe el encargo de matar a una actriz, lo que nos lleva a presenciar una representación teatral en clave de sátira que recrea momentos de la primera temporada. No tiene mucho sentido alargar tanto dicha escena en una serie tan cargada de personajes.

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