THE FLASH -TEMPORADA 3- UNTOUCHABLE


UNTOUCHABLE (7 DE FEBRERO DE 2017) -AVISO SPOILERS-

Me gusta mucho lo que están haciendo los guionistas en esta tercera temporada de The Flash. Si la primera entrega de esta serie se ocupaba de la transformación en superhéroe del protagonista, Barry Allen (Grant Gustin), ahora el esquema se repite con Wally West (Keiynan Lonsdale). Esto no solo mantiene la frescura de esta ficción, sino que refleja un de los temas más característicos de DC Cómics, el del sidekick, ya sabéis, Batman y Robin. Los héroes de Marvel son individuos más atormentados, lo que les convierte en solitarios -Spiderman, Daredevil, Stan Lee mató al Bucky del Capitán América-. Pero en DC, los héroes originales pronto se convirtieron en figuras paternales -Green Arrow y Speedy- de jóvenes pupilos que, en un futuro lejano, acabarán sustituyéndoles. En los cómics, tras la muerte de Barry Allen en Crisis en las Tierras Infinitas, Wally West ocupó su lugar durante varios años. Aquí, Barry se convierte en el mentor de Wally y para ello tira de los consejos que le diera Harrison Wells (Tom Cavanagh) en la primera temporada. El "corre, Barry, corre" se convierte aquí en "corre, Wally, corre", un guiño que demuestra que los guionistas van atando todos los cabos de su historia y no suelen dar ningún paso en falso. Porque este entrenamiento de Wally no ocurre de forma gratuita, sino que se argumentalmente se justifica dentro del marco de la predicción de la posible futura muerte de Iris West (Candice Patton). Evitar ese destino está marcando toda la temporada y aquí el clímax emocional ocurre cuando Joe West (Jesse L. Williams) descubre la verdad sobre lo que podría pasar. Para que todo esto tenga lugar, aparece un villano episódico, Clive Yorkin (Matthew Kevin Anderson) -creado en los cómics en 1979- proveniente del universo paralelo -desparecido- de Flashpoint y cuyas habilidades ponen a prueba a los héroes. Wally debe aprender nuevos poderes -vibrar a través de estructuras sólidas- para derrotar al villano, por lo que todo acaba encajando. Si a esto añadimos el sabor a tebeo clásico de la carrera entre los velocistas que abre el episodio; la espectacular set piece en la que Flash salva un tren haciendo vibrar sus moléculas; y el cliffhanger que anuncia un viaje a Ciudad Gorila, creo que no se le puede pedir más a una serie.

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