WONDER WHEEL-LA RUEDA DE LA VIDA


En Wonder Wheel, Woody Allen convierte las tablas del paseo marítimo del mítico Coney Island en las de un escenario dramático. La nueva película del neoyorquino no esconde sus referencias teatrales al hacer del narrador -y personaje catalizador del conflicto- un socorrista aspirante a dramaturgo. Sin embargo, Mickey, interpretado por Justin Timberlake, no escapa de la condición que Allen ha designado para sus personajes: todos están atrapados e insatisfechos en sus vidas, todos sueñan con escapar y todos tienen una flaqueza que lo impide. Empezando por el carácter enamoradizo del propio Mickey; o la dependencia masculina de Carolina (Juno Temple), casada con la mafia; el alcoholismo latente de Humpty (Jim Belushi); o los fuegos que el pequeño Richie (Jack Gore) provoca para llamar la atención. Y sobre todo, hay que hablar del mejor personaje de este reparto de miserias humanas, Ginny, una magnífica Kate Winslet -como siempre- que da vida a una mujer apasionada, agobiada por la culpa y soñadora. Contradictoria. Sus fallos, muy humanos, son su principal riqueza dramática y Winslet saca todo el provecho posible del material que le sirve Allen. Ginny pasa a formar parte de la galería de grandes personajes femeninos de la filmografía del autor de Annie Hall (1977), desde los que interpretaran Diane Keaton y Mia Farrow hasta la Cate Blanchet de Blue Jasmine (2013). Con Ginny -y con el resto de personajes de Wonder Wheel- Allen elabora un comentario pesimista del amor: todos utilizan la excusa romántica para enmascarar el deseo egoísta de utilizar al otro como tabla de salvación existencial. El director de fotografía, el oscarizado Vittorio Storaro, ilumina las caras de estos personajes reflejando los nubarrones que aparecen sobre la playa del sur de Brooklyn. Storaro ensombrece e ilumina los rostros según pasan estas nubes, en una intermitencia que parece reflejar sus constantes altibajos sentimentales. Allen desarrolla este drama, sin embargo, con el tono ligero de sus mejores comedias, con diálogos chispeantes que casi contradicen la tragedia. Pero los impresionantes monólogos de Winslet no dejan lugar a engaño. Está atrapada sin remedio en una rueda que gira sin variar su trayectoria.

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